Historia del Equipo de Protección Personal

Así como la sociedad va evolucionando y cambiando con el tiempo, también lo hacen los equipos de protección personal, que al día de hoy no se parecen en nada a los primeros equipos de protección que se usaron.

Protección Auditiva

En el siglo XVII, los marineros, con el fin de proteger sus oídos contra el ruido de los cañones, se insertaban pequeños rollos de tela. A principios del siglo XX, el inventor alemán Max Negwer fundó una compañía donde se producían tapones auditivos de cera. En el año 1962, los tapones se fabricaban en arcilla moldeable, pero se rediseñaron para ser de silicona moldeable. El material que se utiliza en la actualidad se descubrió en 1967 por Ross Gardener Jr y su equipo en la Compañía Nacional de Investigación en los Estados Unidos. Y en 1972, este material fue refinado hasta la versión comercial de tapones auditivos de espuma visco elástica también conocida como espuma con memoria, hecha de policloruro de vinilo o poliuretano.

Gracias a estos diseños, empezaron a surgir muchas alternativas de tapones auditivos, a principios de la mitad del mismo siglo se inventó la “diadema con tapones de goma”, que con el tiempo se convirtió en lo que hoy conocemos como orejeras de protección.

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Protección de la Cabeza

Los cascos de seguridad son el elemento de protección personal, que más se utiliza en la mayoría de profesiones industriales, ya que protege a los trabajadores de posibles golpes en la cabeza.

Los primeros cascos de seguridad nacieron de la mano de los mineros que trabajaban en las minas de oro. Eran sombreros bombín de fieltro duro, que los mineros rellenaban de algodón para proteger sus cabezas de los escombros y piedras que caían dentro de la mina. Este fue el origen de los cascos de acero, que el profesor Franz Kafka inventó a principios del siglo XX. Posteriormente, se les incluyó un sistema de suspensión interno para amortiguar los golpes. Para evitar que se corroyeran, se comenzaron a fabricar en termoplástico, que los hacía más ligeros y cómodos para los trabajadores.

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Protección Ocular

A los esquimales se les atribuyen las primeras gafas de protección en el siglo XIII, como medida de protección contra el deslumbramiento del sol sobre la nieve. Como todo el equipo de protección, con el paso del tiempo han evolucionado y las primeras gafas de protección con cristales que se conocen fueron creadas en el siglo XVIII.  

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Protección Respiratoria

El concepto de máscara de protección fue planteado por primera vez en Roma por Plinio (23-79 DC), que propuso usar las vejigas de los animales sobre la nariz y boca en las minas para proteger a los mineros de la inhalación del óxido rojo.

En el siglo XVI ya se habían desarrollado máscaras en las que podían cambiarse los tejidos que hacían el fieltro, sin tener que cambiar el soporte. Exactamente un siglo después, surge un dispositivo que comienza aparecerse a lo que hoy en día conocemos como un respirador. A partir de ahí, se produjeron multitud de variaciones hasta que surgieron los diferentes equipos de protección que hoy conocemos.

Calzado de Seguridad

Los primeros zapatos de seguridad eran con conchas protectoras y se crearon durante la revolución industrial. En ese entonces se utilizaban zuecos de madera o botas de cuero para protegerse los pies, mayormente utilizados por agricultores y ganaderos para protegerse contra el agua o barro.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en Alemania se inventaron las primeras botas de seguridad de acero. Con el paso de los años y las innovaciones, las punteras de acero pasaron a ser fibras de vidrio, entre otros materiales. Además, comenzaron a aparecer las suelas antideslizantes y antiestáticas. Los materiales cada vez eran más sofisticados hasta que llegamos a las botas de seguridad que conocemos en la actualidad.

Protección en las alturas

En Holanda, la alpinista Jeanne Immink, a finales del siglo XIX, inventa el arnés anticaída para protegerse de las caídas en la montaña. Al principio eran utilizados cinturones de cuero amarrados en armellas de acero que evitaban la caída, pero no las lesiones que se producían con la misma. Las primeras ideas de los arneses modernos se diseñaron en Reino Unido a principios de la década de 1960 por Alan Waterhouse, Paul Seddon y Tony Howard. Sin embargo, no es hasta los años 70 que la Organización Internacional de la Seguridad en el trabajo (OSHA) regula la protección de los trabajos en altura con el uso de elementos anticaídas. Con el paso del tiempo los arneses comenzaron a evolucionar e incluyendo dispositivos que minimizan las lesiones con la caída y dispositivos que disminuyen el impacto.

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